Los “radicales” (radicales libres) generalmente se caracterizan por alta reactividad química y son conocidos a nivel general por sus posibles efectos perjudiciales en las salud y en la capa de ozono. Ahora, investigadores de la Universidad de Cambridge y de la Universidad de Jilin están desarrollando un estudio sobre los OLEDs basados en radicales que pueden hacer de estos la base de la próxima generación de tecnologías de iluminación.
Los dispositivos emisores de luz hechos de materiales orgánicos (OLED) tienen importantes ventajas como su delgadez, flexibilidad, pudiéndose utilizar en multitud de aplicaciones como pantallas plegables y desarrollos más futuristas como ventanas que se pueden convertir en paneles de iluminación. Un problema que aún debe superarse para esta tecnología es su baja eficiencia, que generalmente está limitada por efectos mecánicos cuánticos, y que se cuantifica por la eficiencia cuántica externa (EQE). El desarrollo de estos nuevos OLEDs basados en radicales (ROLED) no tienen esta restricción, debido al estado electrónico de los radicales, y, según los autores de la investigación, se consigue la mayor eficiencia de emisión obtenida hasta ahora entre los LED que emiten luz en las regiones del color rojo oscuro e infrarrojo del espectro electromagnético.
Para comprender mejor lo que supone esta mejora de eficiencia vamos a explicar de forma breve cómo se cuantifica la eficiencia en esto dispositivos.
La eficiencia cuántica externa (EQE) se puede entender como la relación existente entre la cantidad de fotones que dejan el dispositivo y la cantidad de electrones que han sido inyectados. Esta es a su vez proporcional a dos factores: la eficiencia cuántica interna (IQE), que es la eficiencia con la que se generan los fotones en la capa emisora de luz de los electrones inyectados; y la eficiencia de acoplamiento de luz, que es la relación entre el número de fotones que salen del dispositivo y el número generado dentro de él.
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