¿Sabes por qué una persona que camina bajo los rayos del Sol y que porta una playera negra sufre de más calor que alguien que viste una prenda blanca? Ello sucede gracias a la absorción, fenómeno en el que algunos objetos se “quedan” con alguna parte de las ondas electromagnéticas que reciben, mientras que “devuelven” otras.
Para comprenderlo mejor es necesario recordar que la luz blanca proveniente del Sol es una energía que contiene todos los colores que el ojo humano es capaz de percibir y que cuando ésta hace contacto con cualquier superficie se refleja o se transforma en otro tipo de energía.
Dicho lo anterior es posible entender que hay dos factores que influyen en el fenómeno de absorción: el tipo de luz, y el tipo de material con la que ésta haga contacto.
Y es que según la capacidad o coeficiente de absorción de las superficies, éstas pueden clasificarse como:
Transparentes, al dejar atravesar la luz visible, permitir ver lo que hay detrás de ellos y no absorber mucha luz; Translúcidos, por dejar que la luz pase a través de ellos y no ver lo que hay atrás; Opacos, que no permiten el paso de la luz visible, absorben luz en mayor cantidad y la transforman en calor, electricidad o alguna reacción química. Es por ello que estas superficies son utilizadas en la creación de energías limpias a través de paneles solares.
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