Una nueva investigación publicada en “The Journal of Physiology” da nuevas claves sobre los efectos de la exposición a la luz durante la noche en los procesos internos del reloj corporal. El estudio sugiere que existe una independencia funcional en el restablecimiento de la fase circadiana y las respuestas de supresión de melatonina debida a la exposición a la luz nocturna, arrojando dudas sobre el uso de esta como un mecanismo para la reiniciación de la fase circadiana.
El cuerpo tiene un reloj interno que causa que varios proceso fisiológicos oscilen en ciclos de 24 horas, llamados ritmos circadianos, que incluyen cambios diarios en la somnolencia. La luz es la señal ambiental más fuerte para restablecer este reloj interno de 24 horas de nuestro cuerpo. ya que es capaz de suprimir la producción de melatonina, la hormona responsable de incitar el estado de somnolencia. El equipo de investigación se propuso explorar el vínculo entre el proceso fisiológico que permite que nuestro reloj corporal interno se sincronice con las señales externas (Día y Noche), lo que se denomina restablecimiento de la fase circadiana y la supresión de melatonina.
La supresión de la melatonina y el restablecimiento de la fase circadiana están a menudo correlacionadas de manera que los altos niveles de supresión de la misma puede asociarse con grandes cambios del reloj corporal. Esta asociación entre las dos respuestas a menudo se supone que representa una relación funcional, aceptando por tanto que uno podría ser utilizado para conectar al otro. El restablecimiento de la fase circadiana es más difícil de medir que la supresión de la melatonina, lo que significa que esta se haya utilizado a menudo para evaluar la interrupción de los ritmos circadianos causados por la exposición a la luz durante la noche. Sin embargo la reciente investigación ha encontrado que la magnitud del cambio en el reloj interno del cuerpos es funcionalmente independiente de la supresión de la melatonina. Esto arroja dudas sobre el uso de la supresión de la melatonina como un mecanismo para la reiniciación de la fase circadiana. Este nuevo hallazgo puede dar forma a las investigaciones futuras relacionadas con la mejora de los tratamientos por depresión y el trastorno del sueño.
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