El Instituto de Astrofísica de Andalucía (IAA-CSIC) ha advertido de que en ciudades de todo el mundo se están sustituyendo las lámparas de sodio tradicionales por dispositivos LED y puede existir la falsa sensación de estar reduciendo la contaminación lumínica cuando en realidad se duplica.
Un estudio liderado por el Instituto de Astrofísica, con sede en Granada, indica cómo el cambio a LED blancos puede llegar a producir contaminación lumínica lo mismo que las tradicionales lámparas de sodio, pero para ello es necesario bajar la potencia al menos a un 42 % y no emitir luz directa por encima de la horizontal.
Gracias a las conclusiones de este estudio, los Ayuntamientos de Montreal y Quebec han decidido modificar su plan de alumbrado público y reducir a un tercio la intensidad de los nuevos LED, con el compromiso de no usar iluminación que supere los 2.700 kelvin.
“La contaminación lumínica es un problema serio, que debe abordarse desde las agendas políticas. No solo por sus consecuencias sobre nuestra salud o los ecosistemas, sino porque solo en España supone un derroche de entre 655 y 1255 millones de euros anuales“, ha apuntado Alejandro Sánchez, investigador del Instituto de Astrofísica que encabeza el estudio.
El estudio pone de manifiesto que los niveles de contaminación lumínica, que supone un derroche energético que pone en peligro la salud humana y la de los ecosistemas, podrían doblarse en pocos años si se ignora el color de la iluminación.