Cada mañana, Li-Hue Tsai prueba un poco de su propia medicina. La neurocientífica se sienta delante de un aparato que emite pulsos de luz frente a sus ojos a una frecuencia de 40 hercios. En los últimos años, Tsai, que dirige el Instituto Picower de Aprendizaje y Memoria del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), ha descubierto que la estimulación visual con luz LED elimina la acumulación de proteínas amiloides en los cerebros de ratones, una lesión parecida a la de personas con alzhéimer. La intervención también reduce los ovillos de proteína tau, otro rasgo definitorio de la dolencia. Los animales incluso recuperan parte de su memoria y capacidad cognitiva. El hallazgo es muy preliminar —los neurocientíficos han perdido la cuenta de las veces que se ha curado el alzhéimer en ratones sin que eso se traduzca en un tratamiento válido para personas— pero supone un destello de esperanza en un panorama desolador.
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