La luz siempre ha estado asociada a emociones positivas. En primavera y verano, cuando los días son más largos y hay más luz natural, parece que la alegría se multiplica. Por el contrario, el otoño y el invierno con sus días más grises y cortos, nos incitan a refugiarnos en nuestro hogar. De la misma forma que nuestro estado de ánimo y energía varían en función de las estaciones, también lo hacen con ciclos más cortos, como el de la noche y el día.
Ya lo vislumbraban los científicos estadounidenses y descubridores del ‘reloj interno’ del cuerpo Jeffrey C. Hall, Michael Rosbash y Michael W. Young, premiados con el Nobel de Medicina de 2017: "Con exquisita precisión nuestro reloj interno adapta nuestra fisiología a las diferentes fases del día. Este reloj regula funciones críticas, tales como el comportamiento, los niveles hormonales, el sueño, la temperatura corporal y el metabolismo". Y prosiguen: "Nuestro bienestar se ve afectado cuando hay un desajuste temporal entre el entorno externo y el reloj biológico interno, como por ejemplo cuando viajamos a través de varias zonas horarias y experimentamos jet lag".
La iluminación juega un papel clave en el funcionamento de nuestro 'reloj interno', ya que regula los ritmos del sueño, el estado anímico de las personas o, incluso, los plazos de recuperación de los pacientes hospitalizados.
La luz es la encargada de regular el ciclo circadiano humano –o ciclo biológico–, produciendo hormonas que activan o relajan el organismo. Así, durante el amanecer, el incremento de luz natural hace que el cuerpo humano produzca cortisol, activando el organismo y? la actividad del cuerpo humano. Al atardecer, la bajada de los niveles de iluminación y los tonos cálidos de la misma, provocan que el organismo segregue melatonina, hormona que relaja el organismo y disminuye la actividad corporal.
Los ritmos del sueño igualmente vienen regidos por el ciclo circadiano. Cuando el cuerpo comienza a segregar una mayor cantidad de melatonina, en condiciones naturales, nos despertamos y empezamos la actividad diaria. Al contrario de lo que sucede cuando el incremento de cortisol es superior: el organismo se relaja y la actividad deriva en el sueño.
Una alteración del ciclo circadiano provoca alteraciones en el ritmo del sueño, lo que puede conllevar problemas de salud. Poco se puede influir en la luz natural, pero sí podemos actuar sobre la iluminación artificial que tenemos en casa, la oficina, los hospitales, las escuelas, etc. El alumbrado dinámico es la clave para aquellos espacios donde pasamos muchas horas.
Gracias a las tecnologías actuales de alumbrado, basadas en el LED y los sistemas de control, podemos alterar los niveles de iluminación así como la temperatura de color de la misma, simulando el ciclo de luz diurna y mejorando el bienestar de las personas, además de su productividad o recuperación frente a enfermedades, sobre todo en el caso de pacientes hospitalizados, ya que contribuye a su recuperación y mayor confort.