Mientras la crisis del coronavirus, bautizado ya como COVID-19, sigue en su estado más álgido con ya más de 2.300 muertos y más de 72.000 afectados, no es de extrañar que esté afectando al sector de la iluminación de múltiples maneras. Por una parte, las medidas tomadas por el gobierno chino de cuarentena en muchas partes del país ha supuesto una importante reducción de la producción de múltiples componentes fundamentales para el mercado de la iluminación global y por otra, importantes eventos del sector, como la próxima celebración de Light+Building a principios de marzo, se pueden ver afectados por el temor a una escalada de la epidemia a nivel mundial, más teniendo en cuenta la reciente cancelación del Mobile World Congress en Barcelona.
A nadie se le escapa que el mercado de la iluminación global es muy dependiente del gigante asiático. Múltiples fábricas en la región se encargan de suministrar a nivel mundial la mayoría de componentes necesarios para el funcionamiento del mercado. Además, la mayoría de empresas o tienen una vinculación directa con China, a través de su accionariado o con socios importantes asiáticos, o bien disponen de una importante equipo humano destinado a la región. Es por ello que la crisis del coronavirus toca de cerca a muchos de las empresas del sector, con consecuencias directas en sus operaciones.
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