Investigadores financiados con fondos de la Unión Europea han descubierto que el reloj biológico circadiano se desestabiliza cuando la temperatura y la luz no se corresponden, afectando así a los niveles de actividad.
Los cambios en la luz y la oscuridad pueden alterar el reloj circadiano provocando los síntomas de una descompensación horaria (o «jet lag»), pero una investigación financiada con fondos europeos realizada con moscas del vinagre descubrió que los cambios en la temperatura ambiente también pueden alterar estos ritmos circadianos.
Las temperaturas durante el día guardan a menudo una relación estrecha con las horas de sol. Ahora un equipo de investigadores ha descubierto que el desajuste entre la luz y la temperatura genera cambios intensos en los niveles de actividad de la mosca del vinagre, animal que suele activarse gradualmente durante las doce horas de luz diurna y alcanzar su pico de actividad en la tarde, justo antes de que disminuyan la luz y la temperatura.
El efecto de la temperatura en los ritmos circadianos no ha sido tan estudiado como el de la luz y, por tanto, esta investigación dirigida por el University College de Londres (UCL) y financiada a través del proyecto CLOCK MECHANICS podría contribuir a la optimización de los entornos de trabajo de un modo tal que la regulación de la calefacción y el aire acondicionado mejoren la productividad y contribuyan a mantener una salud mental equilibrada.